¿Por qué necesitamos compartir las emociones?

Compartir las emociones es una necesidad personal. Tengamos en cuenta que, como señaló el filósofo griego Aristóteles, el hombre es un ser social. Por tanto, se realiza en las relaciones con otros miembros de su especie.

Esta socialización, para ser completa, requiere de la expresión y del intercambio de sentimientos. De lo contrario, sería una mera transmisión de datos, es decir, un proceso que las máquinas pueden llevar a cabo de forma más perfecta.

La importancia de hablar: la catarsis emocional

En primer lugar, hemos de señalar que guardarse las emociones resulta, desde un punto de vista psicológico, inapropiado. Es posible hacerlo por los protocolos de un acto social determinado, pero, a medio y largo plazo, resulta disfuncional.

No exteriorizar lo que se siente, efectivamente, puede dar lugar a distintos desequilibrios de índole mental. En especial, si el afectado se vuelve cada vez más reacio a hacer públicos sus sentimientos. La asertividad, la capacidad de expresar lo que se siente de un modo tan franco como natural, no es una habilidad social de la que todos los individuos están dotados.

Existen traumas o defectos que pueden generar lastres en ella. De ahí que los psicólogos recalquen la importancia de hablar para evitar el ensimismamiento del sujeto. Es necesario, por lo tanto, establecer pautas y terapias para exteriorizar las emociones que permanecen ocultas. Si estas se quedan guardadas de modo indefinido, pueden aflorar el estrés, la ansiedad y ciertas conductas recurrentes asociadas a una mala salud mental.

Entre otras cuestiones, resulta clave para que los interlocutores nos puedan tratar con la empatía deseable. Si no somos capaces de expresar lo que nos sucede, va a resultar complicado que nos presten la ayuda que necesitamos.

¿Qué hacer si no tenemos con quién hablar?

Una vez definido el problema y aconsejada una de las soluciones, puede surgir otro inconveniente relacionado. Hay quienes son conscientes de la necesidad de intercambiar opiniones sobre sus emociones, pero, sin embargo, no han encontrado todavía un interlocutor con el que satisfacerla. Incluso, puede darse el caso de que, por los rigores de su desazón, no deseen encontrarse con nadie cara a cara.

En estos contextos, un servicio de acompañamiento online o telefónico, como el que presta Hablamos, se revela de gran utilidad para paliar este problema de aislamiento, que también es afectivo. Confiar en este servicio líder en el sector posibilita encontrar apoyo emocional por parte de quienes poseen la virtud de la escucha activa.

De este modo, se mantiene el anonimato para que los sentimientos fluyan con una mayor libertad y se dejen atrás las cargas más pesadas que atenazan al individuo. Este formato proporciona una seguridad que, una vez se profundiza en la terapia, ha de tender a propiciar una mejoría en el estado mental de quien se pone en contacto con Hablamos. En resumidas cuentas, supone, por facilitar la salida a la luz de las emociones, una catarsis emocional.

En definitiva, compartir las emociones es un requisito para llevar una vida social saludable. En este sentido, Hablamos puede convertirse en una herramienta apropiada para facilitar este intercambio. ¡Ponte en contacto con nosotros y conoce nuestros servicios!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio

Escríbenos tu consulta

Seleccione la modalidad de cita que desea

Seleccione la modalidad de cita que desea

Suscríbete a nuestra newsletter

Contacta con nosotros